Empresas ligadas a la familia de Medina Mora, beneficiadas por Calderón y Peña Nieto

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Tres empresas vinculadas con familiares del exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Eduardo Medina Mora Icaza fueron contratistas de los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En ambos sexenios recibieron al menos 150 contratos públicos por un monto total de 436 millones 260 mil pesos.

En una investigación que involucra al también exprocurador General de la República y a sus hermanos José y Juan Pablo, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) señaló a siete empresas de Guadalajara, seis de las cuales están directamente vinculadas con los Medina Mora.

Una revisión en la plataforma CompraNet y en el Portal de Obligaciones de Transparencia, realizada por Proceso, muestra que cuando Medina Mora encabezó la extinta Procuraduría General de la República, entre enero de 2007 y septiembre de 2009, las empresas CompuSoluciones y Asociados, La Red Corporativo y Visión Holdings México recibieron por lo menos 29 contratos por 168 millones 304 mil pesos.

En noviembre de 2007, por ejemplo, la Secretaría de Hacienda otorgó un contrato de 50 millones 923 mil pesos a Visión Holdings por el servicio de “reproducción y administración de almacenamiento de documentos”, cuyo monto se incrementó con el paso de los dos años hasta ascender a 95 millones 832 mil pesos.

La mayoría de los contratos fue otorgada durante la administración de Calderón: las empresas recibieron 102 contratos por 386 millones 488 mil pesos. A lo largo del sexenio de Peña Nieto –en el que Medina Mora fue embajador en Washington y luego ministro de la Corte–, recibieron 48 contratos públicos que ascienden a 49 millones 771 mil pesos.

Bloqueo selectivo

Cinco de las empresas de los Medina Mora bajo investigación de la UIF se dedican a la prestación de servicios informáticos; tuvieron la representación de IBM y de HP en el país, principalmente; la otra firma, “Inmobiliaria Compusoluciones” –creada en enero de 2011–, se dedica al sector de bienes raíces.

Todas tienen como administradores a José y a Juan Pablo Medina Mora y al empresario Carlos Eulalio Juárez Badillo Rodríguez. El primero es, además, vicepresidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana.

La otra empresa investigada por la UIF, Security Tracking Devices, del empresario tapatío José Susumo Azano Matsura, vendió equipos y programas de espionaje israelíes a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a finales del gobierno de Calderón, por más de 5 mil millones de pesos, vía contratos otorgados por adjudicación directa.

Estos contratos motivaron una investigación de la unidad antilavado de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada en 2014. En 2017, Azano fue sentenciado a tres años de prisión en Estados Unidos, donde fue declarado culpable de aportar 600 mil dólares en campañas electorales en la ciudad de San Diego, lo cual no podría hacer dado su calidad de extranjero.

El jueves 10, el columnista Mario Maldonado reveló en el diario El Universal que la UIF pidió a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), mediante un oficio fechado el jueves 3, que congelara las cuentas bancarias de las siete empresas, así como de los hermanos Medina Mora y de Azano.

El mismo día, Medina Mora envió a Arturo Zaldívar, presidente de la SCJN, una carta donde solicita su renuncia, sin más detalles. El sábado 5 –dos días después del primer oficio y un día después de la dimisión–, la misma UIF envió un nuevo oficio a la CNBV en el que le pidió descongelar las cuentas de los Medina Mora y sus empresas.

El columnista subrayó que la coincidencia entre los oficios de la UIF y la renuncia de Medina Mora evidencian que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador presionó al exministro para que abandone su cargo.

En respuesta, la UIF aseveró que el primer oficio fue elaborado a las 22:30 horas del jueves 3 y recibido por la CNBV en la mañana del día siguiente, es decir, después del anuncio de la renuncia.

Dicho lo anterior, la UIF recordó en una tarjeta informativa que “la información contenida dentro de las investigaciones que la ley señale como delito es de carácter reservado, por lo que su contenido no puede darse a conocer”.

No queda clara la relación que la UIF encontró entre el exministro, las empresas de sus familiares y Security Tracking Devices, de Azano Matsura, excepto que todas fueron creadas en Guadalajara, donde Azano y su familia registraron al menos 22 compañías.

Si bien la UIF descongeló las cuentas de los Medina Mora, pidió a la CNBV, en otro oficio del sábado 5, que mantuviera el bloqueo a Azano y a Security Tracking Devices, proveedores de diversas tecnologías a la Sedena durante el sexenio de Calderón.

“El Chino”

En 2015 la plataforma WikiLeaks publicó los correos electrónicos internos de la empresa italiana Hacking Team, que desarrolla programas de espionaje y los vende a agencias de gobierno. En México, Susumo era uno de los competidores de Hacking Team; varios correos electrónicos se refieren a él como El Chino.

Las comunicaciones de los empleados de la empresa sugieren que Susumo vendió al gobierno mexicano material de espionaje de las empresas israelíes Teva y NSO Group.

Años después NSO Group vendió el malware Pegasus al gobierno de Peña Nieto –con intermediarios distintos a Azano–, y lo utilizó para intervenir celulares de periodistas, defensores de derechos humanos y opositores políticos.

En enero de 2014 Alex Velasco, quien representaba Hacking Team en México, indicó que la Sedena “compró NSO hace dos años y actualmente no sirve; fueron engañados por el vendedor de NSO” al que se refiere como STD, acrónimo de Security Tracking Devices.

Y abundó: “El vendedor (STD, también llamado El Chino/Sr. Susumo) que les vendió NSO lo vendió con un centro de monitoreo que fue construido en el recinto de la Sedena. Al parecer, la Sedena pagó varios miles de millones de pesos por este proyecto. Yo fui ahí y es un búnker enorme de concreto, todo nuevo, que parece desierto, vacío, con alta tecnología, pero sin vida.

“No es broma, es un concreto blanco brillante, que ciega cuando caminas por el inmenso patio desde la entrada. A diferencia de otras oficinas gubernamentales no hay plantas, ni adornos, ni pasto, nada. Básicamente, un desperdicio de dinero”, concluyó.

En su amplia y polémica carrera dentro de la administración pública federal, ocupando cargos de primera importancia en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, Medina Mora tuvo relaciones con empresas israelíes especializadas en la intervención de comunicaciones. En 2003, mientras encabezaba el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, cerró contratos con Verint Technology en consorcio con Sogams, para instalar un sistema de espionaje.

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