Aduanas, “monstruo de mil cabezas” que AMLO no ha podido domar

CIUDAD DE MÉXICO .- La corrupción en el sistema aduanal, vieja asignatura de todos los gobiernos, no se ha logrado erradicar en la administración de Andrés Manuel López Obrador. El 28 de abril último, al anunciar su tercer titular y prometer una vez más “una limpia”, reconoció en su discurso público –de manera inusual–: “No hemos podido”.

El pasado 23 de abril el veracruzano Ricardo Ahued Bardahuil renunció a la titularidad de la Administración General de Aduanas (AGA), cargo que ostentó 11 meses durante los cuales se acumularon denuncias por corrupción en esa dependencia del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda.

La AGA es una de las áreas que más polémica ha generado desde el arranque de la administración lopezobradorista; en febrero de 2019 Ricardo Peralta detonó un primer escándalo al invitar como director de Investigación de Aduanas a Jesús Torres Charles, exfiscal general de Coahuila y señalado –aunque exonerado– de dar protección a Los Zetas.

Torres Charles renunció un día después de difundirse su nombramiento.

Peralta dejó el cargo en mayo reciente para asumir la Subsecretaría de Gobernación que dejó Zoé Robledo en medio de los reacomodos derivados de la renuncia de Germán Martínez Cázares al IMSS. En ese contexto llegó Ricardo Ahued tras solicitar licencia en el Senado, misma cámara que aprobó su designación al frente de las aduanas y con la cual el presidente anunció una limpia de la corrupción imperante.

El 24 de abril López Obrador confirmó la renuncia de Ahued, pero sólo explicó que éste quería regresar a su escaño. No obstante, sin venir a cuento, aseguró que se trataba de un “un hombre íntegro”, “buena gente”, y dijo que era “muy querido, muy estimado porque es buena persona”; también recordó que, siendo legislador local en Veracruz, rechazó la cuenta pública de Javier Duarte.

Los elogios presidenciales fueron reiterados el 28 de abril, cuando el mandatario anunció que el relevo de Ahued sería Horacio Duarte Olivares, a quien encomió por su integridad y, sin precisar las denuncias por corrupción que se acumularon en el último año, dijo que no habían podido limpiar y describió la entidad gubernamental como un “monstruo de mil cabezas”.

Casi al mismo tiempo en que ocurría la dimisión de Ahued, las aduanas veracruzanas de Tuxpan y Veracruz, así como de Progreso, en Yucatán, motivaron denuncias por la identificación de una red de corrupción que facilitaba el tráfico del precursor fentanilo, así como de otras drogas, armas y vehículos introducidos ilegalmente a México.

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