La cancelación del NAIM: Imprudente decisión.

La consulta sobre si la ubicación del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), deberá ser Texcoco, o Santa Lucía, promovida por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha sido objeto de comentarios por parte de apologistas y detractores. El resultado la consulta en cuestión, como se sabe, fue a favor de la sede de Santa Lucía, por aproximadamente un 70% del millón de votos captados mediante el operativo consultorio, ya que solo 30% de los votantes opinó a favor de mantener el proyecto inicial que considera situar la terminal aérea en Texcoco.

Quienes ven positiva la medida consultiva elogian su carácter democrático y popular, reconociendo la apertura del próximo gobierno para auscultar la opinión ciudadana en asuntos torales. Sin embargo, los detractores de la iniciativa consideran que esta no debió haberse efectuado en virtud de que la naturaleza del asunto relativo a la ubicación del nuevo aeropuerto es un tema de carácter estrictamente técnico, y por ello no procede subordinar a la simple percepción subjetiva de la colectividad –consulta, plebiscito o referéndum- una decisión de este tipo, para cuya determinación necesariamente deben considerarse aspectos relativos a ingeniería y logística en materia de aeronáutica y comunicaciones, que son del dominio de expertos.

Otra de las razones que esgrimen los opositores a la consulta lopezobradorista y su resultado, se funda en los estudios técnicos y anteproyectos realizados durante el actual sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, mismos que se basan en una serie de análisis, procedimientos, métodos y criterios de tipo científico y tecnológico, que arrojaron sólidos argumentos para llegar a la conclusión de que Texcoco es el lugar idóneo para la ubicación del NAIM.

Además, los críticos de tal auscultación popular –populista, dicen muchos- refieren que el resultado de ésta también tiene graves repercusiones en los aspectos político y económico, pues envía al exterior del país mensajes de debilidad institucional, debido a la incertidumbre que generó la consulta respecto a la toma de una decisión de gran envergadura, como lo es la ubicación y construcción del que será uno de los aeropuertos más grandes y modernos del mundo. Por lo pronto, al saberse el veredicto de la encuesta, algunos de los principales diarios estadounidenses y europeos señalaron la incertidumbre e inseguridad jurídica que proyecta el Estado Mexicano en lo referente a inversiones y negocios, al cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional, cuyo costo sería de 13 mil 300 millones de dólares.

Asimismo, el peso se depreció frente al dólar -rebasando la barrera de los 20 pesos- y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) registró una considerable pérdida -4%-, con la consecuente reacción interna del sector empresarial. Juan Pablo Castañón, titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), criticó a la consulta por carecer de valor para revertir un proyecto que se vino fraguando a través de estudios efectuados durante los últimos 20 años, y añadió que “Los proyectos de infraestructura deben generar confianza y certidumbre, hay desconfianza en una decisión que cambia tan abruptamente como la de hoy”. A su vez, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Gustavo de Hoyos, dijo que cada centavo que se encarezca el dólar, sería responsabilidad del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

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