Rusia hace saltar las alarmas en todo el planeta: ha recuperado la temida energía negra

Es un momento clave para la humanidad. Un momento cuando la lucha contra el cambio climático debería ser la prioridad global.

Ahora, Rusia parece haber decidido tomar un camino… contrario. En lugar de amar las energías renovables y avanzar hacia una transición energética, el país sigue aferrado al petróleo, la conocida como energía negra que tanto daño ha causado al medio ambiente.

Con la recuperación de la producción petrolera como objetivo central, Rusia pone en riesgo los avances que otros países han logrado en la reducción de emisiones de gases contaminantes. Sencillamente, una injusticia para todos.

La demanda de combustibles fósiles: un panorama sombrío que nos afecta a todos

La comunidad internacional, especialmente la Unión Europea, ha adoptado políticas que sencillamente están buscando eliminar del todo o gran parte de los combustibles fósiles en las próximas décadas.

Sin embargo, Rusia se muestra algo escéptica y reacia. Y parece haber hecho suya la visión de que la demanda de petróleo no sólo continuará, sino que subirá más aún en los próximos años.

De hecho, según las proyecciones rusas, la producción de petróleo podría alcanzar los increíbles 10.8 millones de barriles diarios para 2030, una cifra que se enfrenta con el objetivo de reducir la dependencia de estos temidos y odiados combustibles.

¿Qué se esconde detrás de esta postura? Quizás una falta de voluntad para adaptarse a un mundo que avanza hacia la sostenibilidad, o tal vez una estrategia económica que pone en riesgo el futuro. Y lo malo de todo, es que es nuestra salud.

El rol de la OPEP: ¿Aliados en la obsolescencia energética?

Lo más preocupante no es solo la postura de Rusia, sino la alianza con la OPEP, que respalda estas proyecciones sobre el aumento de la demanda.

Con el conflicto en Oriente Medio como un factor “extra” de incertidumbre, los miembros de la OPEP están todavía más enfocados en los precios del petróleo y el control de los mercados, sin considerar los efectos a largo plazo sobre el clima. El dinero, una vez más, parece primar.

Si se hace real la predicción de que la demanda global de petróleo seguirá creciendo hasta 2050, el impacto en el calentamiento global y la sostenibilidad del planeta será sencillamente… irreversible.

El impacto ambiental: ¿Es este el futuro que queremos?

Mientras los informes internacionales, como los de la Agencia Internacional de la Energía, advierten sobre los superávits históricos de petróleo y la desaceleración de la demanda, la situación global no parece encaminarse hacia una solución inmediata.

En lugar de invertir en energías renovables, el mundo sigue acumulando petróleo, un recurso finito que no solo contribuye al cambio climático, sino que también incrementa la contaminación del aire y los desastres naturales relacionados.

No podemos seguir apostando por esas fuentes de energía. Unas fuentes de energía que han demostrado ser una de las principales causas de la crisis ambiental que vivimos hoy. Sin embargo, Rusia sigue apostando por un futuro donde el petróleo es el protagonista, ignorando el daño que está causando al planeta. Algo que no podemos permitir.

La necesidad urgente de un cambio real

Si realmente queremos un futuro más sostenible, la postura de Rusia debe ser vista como un llamado de atención para el resto del mundo. Es hora de que los países dejen de lado los intereses económicos y de poder, y se centren en lo único que realmente importa: el futuro del planeta.

Rusia no solo pone en peligro su propio futuro, sino el de todos nosotros. Si no cambiamos el rumbo, el regreso al petróleo podría ser irreversible, y las consecuencias para el medio ambiente serán catastróficas para todo ser vivo.

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